The death of Randy Fitzsimmons

Cuando The Hives publicaron su penúltimo disco, Lex Hives (2012) lo hicieron al margen de discográficas. Según ellos mismos la idea era simplificar las cosas: crear su propia etiqueta para no depender de gente que estaba siempre demasiado ocupada para ellos. Las cosas no resultaron tan sencillas. Tener a cinco productores con el mismo peso en la toma de decisiones finalmente no repercutió en un proceso más fluido y esa habría sido la razón de que hubiesen tardado cinco años en terminar el disco. Pues bien, parece que la experiencia no siempre hace las cosas más fáciles. The death of Randy Fitsimmons vuelve a salir con su propio sello, pero esta vez han tardado once años en sacar un disco que, además, comprime doce canciones en poco más de treinta minutos. Tiempos modernos.

Si con aquel Lex Hives hubo críticas acerca de que se parecía “demasiado” a sus discos anteriores (y ya puestos, demasiado a sí mismo), esta vez The Hives han decidido profundizar en el concepto. Este podría ser casi la cara B de aquel Lex Hives de hace once años, igual que Lex Hives podría ser un disco con canciones salidas the The black and white album (2007) y este del anterior y así hasta llegar al momento en el que estos cinco tipos pensaron que podían montar un disco —Barely legal (1997)—. Pero lejos de ser una mala noticia estamos ante un ejercicio de coherencia. The death of Randy Fitsimmons es un disco con una ética clara y hasta con moraleja, que sería esta: el rock es divertido y hemos venido a pasarlo bien.

“Monday was my fun day

Since I was a Little child

Tuesday is like Monday

I’m go a Little wild”

Step out of the way

A partir de aquí, podemos revisar que lo llevemos todo en la maleta:

  • humor: check
  • ironía: check
  • chulería rockera: check
  • riffs garage con picos que nos llevan al punk: check
  • palmas: check.

Incluso la estructura del disco es casi una réplica de sí mismos. The death of Randy Fitsimmons empieza sin concesiones, con un Boggus Operandi en el que te imaginas muchas ruedas girándose a tope a la derecha y a los cinco miembros de la banda haciéndoles señales de humo a su versión del pasado, aquellos que tocaban el famoso Come on y a quienes sus versiones del presente se dirigen a gritos: todavía lo tenemos.

They are coming for the Crown

They’re gonna tear it dow

I fully guarantee

Repeating history

Countdown to shotdown

No hay treguas. Después de Boggus operandi toca subir la apuesta con Trapdoor solution y Coundwn to Shutdown. A esta alturas ya te han convencido de que la guitarra es un deporte de riesgo que se practica tirando de cadera.

Step out of teh way

If you can’t take the pace

Step out of the way,

I got some hell to raise

Step out of the way

Para cuando llegas al final del disco ya todo está claro. The Hives no están para experimentos ni quieren sorpresas. Saben lo que hacen, saben lo que les gusta y vuelven a hacerlo. Es un viaje en el que las condiciones las sabes de antemano. No hemos venido a ver ciervos al borde del camino. Este viaje se hace con la música alta y pisando a fondo. Para cuando llegas al final todo ha sido tan rápido que tienes cierta sensación de mareo. Te has salido del camino, sujetas el volante con tanta fuerza que tienes los nudillos blancos y hay una nueve de polvo detrás de ti. Con suerte, estarás sonriendo. Lo hemos pasado bien.

Licenciado en Humanidades. El que lleva todo esto a nivel de edición, etc. Le puedes echar las culpas de lo que quieras en miguel@enestadocritico.com. Es público y notorio que admite sobornos.
Miguel Carreira López
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