MANIC PIXIE DREAM GIRLS

Pelo de colores escandalosos, absurda cantidad de accesorios, preguntas fuera de lugar y una única función: contribuir al desarrollo del personaje masculino principal. Así se suele representar a las “Manic Pixie Dream Girls”, figuras femeninas presentes en un gran repertorio de películas, que normalmente acaban convirtiéndose en una fantasía destinada al público masculino. Aunque no estéis familiarizados con el término concreto, como buenos cinéfilos, está claro que alguna vez  os habréis encontrado con un personaje que encaja dentro de esta descripción.

Entonces, ¿cómo surgió este concepto? Manic Pixie Dream Girl fue originado por el crítico de cine Nathan Rabin después de haber observado al personaje de Kirsten Dunst en Elizabethtown (2005). Él lo definió como un personaje que existe únicamente en la imaginación febril de escritores sensibles para enseñar a jóvenes reflexivos a abrazar la vida y sus infinitos misterios y aventuras” (Rabin, Nathan, 2007, My Year Of Flops). A pesar de que la creación del término surgió a inicios de los 2000, la idea se remonta casi 70 años antes, con el personaje de Katherine Hepburn en Bringing Up Baby (1938). Con el tiempo, este arquetipo se ha transformado y adaptado a las narrativas contemporáneas, aunque su esencia inicial permanece intacta.

Bringing up baby; Hawks,H (1938)

Uno de los ejemplos más icónicos de este arquetipo lo encontramos en Scott Pilgrim vs The World (2010), con Ramona Flowers como la chica que se cambia el color del pelo cada tres semanas, aparece en los sueños de Scott y, como es de esperar, lo impulsa a demostrar su valentía y convertirse finalmente en una mejor persona. Otra famosa MPDG es Summerde 500 Days of Summer (2009), que justamente critica al protagonista masculino por verla de forma unidimensional, reduciendo su existencia a los tratos más superficiales sin conocer más que eso. No obstante, estos personajes trascendieron la pantalla, resonando incluso con audiencias femeninas, hasta que su problemático trasfondo comenzó a ser cuestionado por un público más crítico. Esto se debe al encanto inicial de las MPDG, que además de su divertido aspecto e interesante estilo de vida, son personajes innegablemente rompedores y únicos en el cine.

Ya sea Summer con su impecable gusto musical, Ramona con su indiscutible sensualidad, o Annie Hall de Annie Hall (1977) con su brillante ingenio y carisma. Estos han servido durante años como modelo a seguir dentro de estilos más alternativos y underground, apropiándose de sus singularidades y romantizando las manías más peculiares, siendo consideradas como chicas “guays”. Por lo tanto, esto demuestra lo fácil que es sentirse atraído por este arquetipo y que el male gaze, la mirada masculina, es más difícil de escapar de lo que parece, camuflándose en personajes que aparentemente podrían pasar por iconos feministas. Personalmente, considero que la ejemplificación más clara de la MDPG es el famoso monólogo de Amy Dunne en Gone Girl (2014) sobre este tipo de idealización de la mujer: “Being the Cool Girl means I am a hot, brilliant, funny woman who adores football, poker, dirty jokes, and burping, who plays video games, drinks cheap beer, loves threesomes and anal sex”. Además, deja claro el impacto que ha tenido este arquetipo sobre la propia mujer y la inexistencia de este: “You are not dating a woman, you are dating a woman who has watched too many movies written by socially awkward men who’d like to believe that this kind of woman exists and might kiss them.” Claro y conciso.

Aparte de los ejemplos popularizados especialmente por las generaciones más jóvenes, a pesar de su trasfondo negativo, también podemos encontrarlo de forma más directa y notoriamente controversial en Beautiful Girls (1996) con Marty, de solamente 13 años, interpretada por Natalie Portman. La trama de este personaje femenino empieza cuando conoce al treintañero Willie, su vecino, que sufre una crisis existencial debido a la relación con su novia y su carrera profesional. Marty, una preadolescente ingenua, aconseja a Willie, un adulto experienciado, sobre ambos temas, y aunque su relación no cruza límites explícitos, el simple hecho de que una chica tan joven sea posicionada como la fuente de inspiración y redención de un hombre adulto deja entrever la problemática de este arquetipo.

Otro caso realmente inquietante es Ruby de Ruby Sparks (2012), un personaje literalmente creado para ser la chica ideal de su protagonista, un escritor frustrado que descubre tener el poder de hacer realidad todo lo que escribe. Esta película, escrita por Zoe Kazan, quien también interpreta a Ruby, es una crítica directa a los hombres que construyen este tipo de personajes y al concepto retorcido que representan. En la narrativa, Ruby no es más que una proyección de las fantasías sexuales y románticas del protagonista, diseñada para satisfacer sus deseos sin considerar sus propios intereses o autonomía como individuo. Esta representación no solo evidencia la incapacidad de algunos escritores para comprender la complejidad y autonomía de las mujeres, sino también su tendencia a olvidar su humanidad, percibiéndolas únicamente como extensiones de sus propios anhelos.  

Ruby Sparks; Kazan,Z (2012)

Por otra parte, también es importante destacar que no todos los personajes femeninos extravagantes o con actitudes “diferentes” encajan en la etiqueta de Manic Pixie Dream Girl. A menudo, personajes con reconocida profundidad y desarrollo son erróneamente clasificados bajo este término debido a sus características estereotípicas: un estilo llamativo, una actitud despreocupada o la capacidad de dar un vuelco a la vida de los protagonistas masculinos. Sin embargo, estos demuestran ser más que eso, siendo partícipes en su propia evolución y búsqueda de identidad. Por ejemplo, Clementine, de Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004), parece inicialmente encajar en el arquetipo: cambia su color de pelo continuamente, tiene un carácter impulsivo y juega un papel clave en la vida del protagonista, Joel. A pesar de eso, a lo largo de la película, se muestra como un personaje con deseos, inseguridades y conflictos propios, demostrando que su existencia no se basa en “arreglar” al protagonista. Ella misma rechaza la idea de ser una fantasía masculina en una discusión con Joel: “Too many guys think I’m a concept, or I complete them, or I’m gonna make them alive. But I’m just a messed-up girl who’s lookin’ for my own peace of mind.”

Aunque esta visión sobre los personajes femeninos sea bastante desesperanzadora debido a su apogeo y atractivo atemporal que los hace imposibles de olvidar, surge algo de esperanza en la otra cara de la moneda: las Complex Female Characters. Esta antítesis no se define por su relación con otros personajes, sino que se presenta como una mujer en búsqueda de su crecimiento y autodescubrimiento propios. Ella se niega a estar allí únicamente para impulsar la historia de un hombre en su vida. Ejemplos de este tipo de personaje incluyen a Maeve Wiley en Sex Education (2019) o Siobhan Roy en Succession (2018). Aunque este arquetipo es menos común que el de la MPDG, existe y se espera que predomine en futuras producciones de cine y televisión. Este enfoque permite que los personajes femeninos ofrezcan a las espectadoras modelos más auténticos y positivos, alentándolas a perseguir sus propios sueños y aspiraciones en lugar de limitarse a ser parte de la historia de otro.

En conclusión, la figura de la Manic Pixie Dream Girl ha servido como una herramienta narrativa que, a pesar de ser carismática y memorable, reduce a los personajes femeninos a simples objetos para el desarrollo masculino, perpetuando representaciones misóginas y reduccionistas de las mujeres. Sin embargo, la creciente presencia de personajes femeninos complejos no solo desafía las limitaciones creadas por estereotipos antiguos, sino que también inspira a las audiencias a abrazar historias más auténticas y diversas, donde las mujeres son protagonistas de sus propias vidas. Esta evolución invita a imaginar un futuro donde los personajes femeninos estén cada vez mejor representados, aportando esperanza tanto en la ficción como en la realidad.

Estudiante de Filología Inglesa con una profunda admiración por el cine. Interés especial por la mirada femenina, y el sueño de llegar a participar en una película algún día. David Lynch, Sofia Coppola y Peter Bogdanovich son algunas de mis mayores inspiraciones.
Sol Alsina Amorós
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Estudiante de Filología Inglesa con una profunda admiración por el cine. Interés especial por la mirada femenina, y el sueño de llegar a participar en una película algún día. David Lynch, Sofia Coppola y Peter Bogdanovich son algunas de mis mayores inspiraciones.

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