Gilda. La «femme fatale»

A pesar de que la mujer fatal del cine negro se repite en miles de historias, la reina del arquetipo podría ser Rita Hayworth en la Gilda (1946). La película nos remite al Perro del Hortelano de Lope de Vega, donde Diana no puede amar a Teodoro y, por eso, no le deja amar a alguien más.

La mitología griega decidió dejar su lugar a una mujer de males, perversa e independiente. Zeus creó a Pandora como castigo a Prometeo, con una caja que liberaría todos los pecados de la tierra. La mujer comienza aquí su largo camino como enemiga del patriarcado griego, donde el pater reinaba con su soberanía sobre su casa privada.

La femme fatale también es símbolo de pecado, lascivia y destrucción. Eva obliga a Adán a morder la manzana y las religiones abrahámicas decidieron encasillar a la mujer en un tablero de culpabilidad frente a la inocencia del hombre, hecho análogo con la historia dirigida por Charles Vidor. El cristianismo no se quedó atrás al sucumbir ante el desprecio de la primera mujer y, así, llegará un arquetipo que muestre la otra cara de la moneda (aunque ellos no lo sabían).

Gilda es un film considerado para muchos un clásico de culto, especialmente reconocible por su canción Put The Blame On Mame . Sin embargo, una mujer fatal que se quitó sensualmente un guante debió ser prohibida durante años en muchos países por considerar este acto como indecente, “un striptease de mal gusto”. Esa transición hacia una visión de la mujer más allá de cuellos altos y productos de limpieza llegaba tarde.

Por ello, Gilda es una de las grandes películas cuya vereda se gira hacia el feminismo, pero los resquicios de la sociedad patriarcal son casi tangibles. La protagonista aparece en la gran pantalla por la gracia de Johnny, quien la compara con un pájaro y a través de un plano subjetivo desde Farrell observamos como Gilda sonríe a la cámara y comienza la historia entre dos personas que ya se conocían y cuyo pasado era inalcanzable. Pero la pregunta es evidente: ¿quién es Johnny sin Gilda? La amante puede existir porque la trama gira en torno a ella, pero sin la protagonista él es un mero jugador que vacila a la ironía.

Así, el ideal acogido por el cine especialmente en el siglo pasado ha dado una vuelta mística para llegar a la realidad de una mujer independiente que fuma y ama a varios hombres a la vez. La mujer como símbolo de fidelidad y lealtad al hombre desaparece para demostrar que puede llegar a ser más que todo lo que se había representado hasta entonces. Y para nada es considerado un insulto. La evolución en la representación literaria y cinematográfica de la mujer es un logro conseguido que dota de fuerza y belleza intelectual a un género que ha vivido años renegado a lo superficial.


Gilda

Dirección: Charles Vidor

1946

Guion: Jo Eisinger / E. A. Ellington / Marion Parsonnet

Música: Hugo Friedhofer

Fotografía: Rudolph Maté

Actores: Rita Hayworth / Glenn Ford / George Macready / Joseph Calleia / Steven Geray

Luz Ángela Gómez Cabeza
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