Tied to a Star
Avisábamos de que si J Mascis no bajaba el listón sugeriríamos reseñando todos sus lanzamientos. Aunque no para quieto y colabora en mil y un proyectos, Dinosaur Jr es el grupo. Allí toca la guitarra, canta, compone, produce y se abre en canal. Cuando llegó el grunge ellos ya estaban allí y el final de los noventa casi se los lleva por delante, pero volvieron a la cancha en 2007 con el excelente Beyond al que siguieron Farm (2009) y I bet on sky (2012). Entre disco y disco de sus dinosaurios, Mascis muestra su vertiente acústica en obras en solitario como aquel fabuloso Several shades of why (2011) o como el que aquí nos ocupa, Tied to a star (2014).
No creo que veamos a J Mascis liarse con ninguna modelo equívoca, ni protagonizar un altercado con la policía o anunciar Schweppes limón autoparodiándose. Más bien me lo imagino como ese vecino tímido pero educado, con un punto excéntrico pero del que no se conoce ni un escándalo y que paga religiosamente sus cuotas a la comunidad. Pero, ay amigos, J Mascis es un músico como la copa de un pino. Un artista en activo que no necesita pirotecnia a su alrededor. Es un guitarrista personalísimo, rotundo y eficaz, que levanta un muro de electricidad en cada concierto sin perder un ápice de precisión y que, además, canta muy bien. La fórmula de su relativo éxito es bien conocida: mezclar la dulzura de sus melodías vocales con esa fiereza sónica. Y escribir buenas canciones, claro.
Decíamos antes que en solitario se decanta más por una propuesta acústica. Y este Tied to a star encaja en esa descripción. De hecho, «Me again», la canción que abre el disco, nos sitúa claramente en el mismo registro que Several shades of why (2011): un formidable trabajo de cuerdas, delicadas armonías y un tono anímico próximo a la melancolía inespecífica. Pero conviene advertir que el segundo tema, «Every Morning», podría figurar casi en cualquier disco de Dinosaur Jr. Con Tied to a star no se da el efecto sorpresa que supuso su anterior lanzamiento en acústico, así que alguien podría verse tentado a considerarlo inferior. Creo que no es el caso. Estamos ante un disco tan bueno como aquél y diría que algo más variado. A ver, «variado» dentro de las coordenadas emocionales de J Mascis, que no es Ricky Martin precisamente.
La delicada «Wide awake» ―qué arreglos, qué bien entra esa segunda voz― o «Stumble» nos aportan la misma dosis de placentera aflicción que ya conocíamos. Y atención porque ésta es una de las grandes virtudes de J Mascis: en pleno 2014, cuando ya parece que estamos de vuelta de todo, es capaz de hablar de amor ―más bien de desamor―, de pérdida y de la soledad de un modo convincente y nada ñoño. Un soñador, diría que J Mascis es un soñador. El gran inconveniente de ese tipo de personalidades es que el mundo, la vida, inevitablemente les terminan decepcionando. Al menos él, como músico, tiene la posibilidad de transformar el desencanto en canción. Magia.
Pero, aunque sin variar demasiado el estado de ánimo que transmiten, decíamos que encontrábamos alguna pieza que, desde el punto de vista del color, de la instrumentación, sí resulta distinta de lo ofrecido en Several shades of why. Tal es el caso de «Heal the Star» que, con su desarrollo exótico-místico podría pertenecer a algún disco de Robert Plant, o de la instrumental «Drifter», que con un punto folk inglés, tampoco sobraría en alguna cara B de Led Zeppelin.
El disco se cierra con la preciosa «Better plane», una canción que empieza con unos acordes sencillos, casi de rock and roll con acústica a la luz de una fogata, pero en la que, hacia la mitad, hace su aparición uno de esos solos que parece que han estado toda la vida con nosotros, que se funde a la perfección con la voz de Mascis, a la que termina por sustituir. Así acaba Tied to a star¸ con una especie de postal de un país remoto, un lugar donde tampoco ganan siempre los buenos, pero en el que la poesía siempre está de su parte. Vaya manera de despedir el verano.
Tied to a star
- J Mascis
- Sub pop record
- 2014
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